Nos hicieron creer que somos
POBRES...
Marcos Falfán
Por muchos años hemos vivido pensando y actuando como pobres...
...pero de verdad; somos pobres...?
Un día los pueblos originarios de Anahuac, fueron y deben seguir siendo motivo de excelencia y admiración. Debido a su alto desarrollo humano, social, cultural y "económico", este último entrecomillado, debido a que su sistema comercial, obedecia a razones muy diferentes al lucro y ganancia modernos. Nuestros ancestros vivian en el marco de un refinado y elevado sistema humano, que buscaba la integración plena del individuo en su sociedad contemporanea, dotandolo de las bases y elementos cognitivos, para que mediante su conciencia propia lograr como su aspirarción superior la integración plena y constructiva con el conjunto de elementos que conforman la vida, y que hoy día conocemos como Madre Naturaleza.
Si ya de por si, venimos arrastrando más de cinco siglos de sometimiento y explotación, pero en el último siglo, y más aún en las últmas decadas "El neoliberalismo" colonizó nuestras vidas de forma eficiente y rápida.
¿Cómo? A través de la cultura, los hábitos alimenticios, aspiraciones de “bienestar” consumista, sistema médico y educativo. Mediante varios mecanismos logró implantarse y apoderarse tanto de nuestras vidas, que somos capaces de criticar el libre mercado, las transnacionales, pero comemos lo que nos venden, nos quedamos cautivos con su producción mediática, trabajamos como zombis detrás de dinero y, lo peor de todo, creemos que si no accedemos a ese estilo de vida, somos pobres.
La presión social por acceder al estilo consumista del norte ha llevado al desplazamiento de miles de personas y a la pérdida de tradiciones, provocando mayor pobreza social, violencia y el aumento de la inseguridad alimentaria. Vendemos cereales, exportamos brócoli, quinua, cebada, y, a cambio, compramos gaseosas, galletas importadas, embutidos, cereales encartonados muertos y tantos otros supuestos alimentos que, además de no alimentarnos, nos enferman y nos empobrecen.
“Las técnicas de producción tradicionales ecológicas permitirán el desarrollo...”
Lamentablemente, creemos que el neoliberalismo es un tema exclusivo de
política económica que se discute solo en las esferas académicas o por tecnócratas que buscan una alternativa económica y socialmente justa, pero nuestros hábitos
siguen alimentando y valorando un modelo que penetra cada vez más en nuestras vidas.
El neoliberalismo no es tema únicamente económico sino un asunto cultural. No hay
mejor forma de colonización que la penetración cultural.
“Nos hicieron creer que somos pobres y actuamos como pobres”, me dijo un amigo indígena, que vive con dolor la huida de miles de amigos del campo en búsqueda de mayor “bienestar”, dejando la tierra por más dólares, por tener una mansión de cemento en medio de las montañas que tal vez nunca la lleguen a habitar.
¿Por qué?
Porque nos hicieron creer que comer maíz, hierbas, semillas, camote, habas y quinua, papas es comida de pobre. Este es un aspecto primordial que necesitamos cambiar, la soberanía alimentaria debe empezar por recobrar nuestra cultura alimentaria autóctona y el orgullo por nuestra fabulosa diversidad de recursos y arte culinario.
Somos ricos en recursos,
en gente, en cultura,
en salud y mucho más de lo que hasta ahora imaginamos o podemos soñar.
Cuando los indios decimos que vivimos en un NUEVO SOL, de oportunidades y grandes, inmensos desafios... hablamos de transformar nuestro pensamiento y nuestras acciones. Todo lo que sucede de alguna manera ya existe, en la dimensión del pensamiento, nuestra tarea justamente consiste en hacer o evitar que eso suceda. Esa es nuestra principal tarea: Decidir. Que mundo y realidad quieres conformar en tu mente y tu corazón, que ese mundo se conformara en tu existencia.
Cuando a este fenomeno interdimensional, que opera en distintas frecuencias y magnitudes de honda, resultado de las vibraciones emitidas por el conjunto de las pulsaciones que emiten cada una de nuestras celulas que conforman lo que llamamos el cuerpo fisico, en el que incluímos al cerebro y el corazón, que a su vez coexisten con las frecuencias y manitudes de honda de todos los seres humanos, y a su vez con las respectivas de lo que llamamos materia inerte y materia viva, de la tierra, otros mundos y el universo que contiene infinitos universos.
La presente realidad de extrema crísis alimentaria y ambiental en que estamos viviendo, producto de una realidad subyacente que se implanta a través de la ignorancia producto de una educación deformativa de los valores naturales inherentes al ser humano, es el escenario en el que hoy se desarrolla el gran drama humano... y es también la OPORTUNIDAD ESPERADA para que en este espacio retomar nuestros principios culturales, que por siglos han estado negados para los hijos legitimos de Anahuak. El camino para salir de esta encrucijada, es el ejercicio ferreo de nuestra voluntad, para que con el conocimiento de causa, vivir en base a nuestros propios principios milenarios, que son el mejor antidoto contra un virulento modelo consumista, que ha llevado a un punto crucial a la biodiversidad, y la destrucción de la cultura tradicional agrícola, las costumbres alimenticias y nuestras formas de conservar la salud.
Únicamente las técnicas de producción tradicionales ecológicas permitirán el verdadero desarrollo humano, generarán alimentos de calidad, lograrán la estabilidad social y fortalecerán las economías locales.
NO HAY MÁS CAMINO QUE SEMBRAR, SEMBRAR Y SEGUIR SEMBRANDO...
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